Título: Las hijas del frío.
Autor: Camilla Läckberg.
Genero: Novela negra.
Saga: Fjällbacka #3.
Páginas: 480.
Fecha de publicación: 29 de junio de 2005.
Sinopsis: “Detrás de la fachada idílica de la bella poblacion costera de Fjällbacka se esconden terribles realidades y una mano secreta que busca la venganza desde un pasado lejano.
Erica y Patrik acaban de tener una hija, y a pesar de la alegría que trae la pequeña al hogar, la joven pareja debe hacer frente a toda una serie de nuevas preocupaciones. La niña llora mucho, Erica sufre una depresión posparto y Patrik está constantemente cansado.“
«Por lo general, aquellas cavilaciones no llevaban más que a encogerse de hombres y a desecharlas como algo carente de importancia, pero en los periodos de depresión profunda que a veces sufría, pod´ria sentir todo el peso de su limitación y desesperar al saberse tan distinto del resto de la gente.»
Es verdad que hace menos de un mes que les traje la reseña de Los gritos del pasado, el tercer libro de esta saga, pero me gustó tanto que decidí saltar enseguida al próximo capítulo de la historia de Erica y Patrik. En mi reseña anterior había dicho que poco a poco empezamos a ver lo mejor de Läckberg y a entender de una vez por todas por que todo el mundo la considera una de las mejores autoras de novela negra del planeta.
Las hijas del frío está ambientada unos meses después del final de Los gritos del pasado, con el nacimiento por fin de Maja, los padres primerizos empiezan a adaptarse a la realidad de que tener un bebé no es todo color de rosas y que exige mucho trabajo y sacrificio por parte de los padres. En este contexto de una sensibilidad especial por haber visto nacer a su propia hija Patrik se encuentra un caso que le tocará la fibra sensible como padre.
Un día mientras la familia desayuna Patrik es llamado por una noticia terrible. Un pescador de langostas acaba de encontrar el cadáver de una pequeña niña de 7 años flotando en las aguas de la bahía de Fjällbacka, esta niña resulta ser Sarah, la hija de una familia muy amiga de Erika por lo que desde el principio el caso se volvería muy personal y doloroso para Patrik quien deberá de alguna forma averiguar qué pasó.
Se que para algunos esto podría parecer un spoiler pero la verdad es que es algo que damos por seguro viendo el tipo de libro que vamos a leer. No debería sorprender a nadie descubrir que Sara fue asesinada y no se ahogo en la bahía si no que lo hizo en otro lado y luego fue tirada al agua para disimular su asesinato como si fuera un simple accidente. Esto se vuelve aún más extraño porque cuando descubren que el agua que tenía en su estómago no era agua salada también descubren que en los pulmones y el estómago de la niña había restos de tierra y cenizas de origen animal (no queda claro si de un animal o de un ser humano.
«Patrik era consciente de que se estaba comportando de un modo sentimental y patético, pero a aquella hora del medio día empezaba a comprender el alcance de la responsabilidad que había asumido al nacer su hija y el alcance del amor y del miedo que implicaba.»
Siendo fiel a su estilo Läckberg cuenta esta historia en dos tiempos. Por un lado la historia de Erica y Patrik y de cómo ella empieza a criar a su hija y él lleva el peso de la investigación criminal y por el otro lado la historia de Agnes y Anders. Ambientada a principios del siglo XX (1923) esta es la que comienza como una historia de amor entre una joven de una de las familias más ricas de la zona (Agnes) con Anders, un picapedrero que debe trabajar de sol a sol para conseguir suficiente dinero para sostener sus gastos. A diferencia que en los libros anteriores debo reconocer que me costó mucho más descubrir la relación entre el la historia de Agnes y Anders con el caso actual. Quizás por la diferencia de años y por que estos flashbacks abarcan desde 1923 hasta 1962 y en esos casi cuarenta años pasan muchas cosas que uno no espera al principio.
Mientras tanto en el presente vemos a un Patrik que está cada vez más complicado para encontrar al culpable del brutal asesinato de la pequeña niña. Esto lo lleva a poner la mira primero que nada en la familia de la víctima. Aquí descubre problemas internos entre ellos pero también una rivalidad importante de la abuela de la víctima con uno de los vecinos. Esta rivalidad están grande que la policía no puede si no investigar estas pistas descubriendo muchas cosas sorprendentes que son dificiles de conectar con el asesinato en si. Esto es algo que Lackberg hace cada vez mejor y reconozco que hasta las últimas 50 páginas no tenía idea de que había pasado.
Creo que otra de las cosas importantes de este libro es que la autora decidió introducir a un personaje con Síndrome de Asperger y en vez de demonizar logra mostrar el lado humano de las personas que sufren de este síndrome. Esto no me pareció para nada menor porque incluso hoy en día hay una cantidad de preconceptos con las personas que viven con Asperger (u otros tipos de autismo) algo que en el 2005 apenas se escuchaba en libros o en películas. Desconozco cómo habrá sido la situación en Suecia sobre el conocimiento de este tipo de trastornos, pero por la forma en la que lo ven los personajes no parecen haber tenido una mentalidad muy abierta.
“Le daría las gracias por sus desvelos, por las reprimendas, por el destello de inquietud que veía en su mirada cuando temía que estuviese cometiendo un error. Le daría las gracias por todo lo que para ella fueron entonces ataduras y limitaciones.”
Otro gran tema de este libro es la relación de los vecinos en un pueblo chico y es constante como el pueblo susurra, completa o habla mal de sus vecinos. Algo que también se da en el otro lado, personajes que hacen cosas terribles pero que sus vecinos los defienden igual «porque siempre me saludó y es un buen tipo». Como alguien que vive en una ciudad esto es algo que no experimente en carne propia pero suelo ver que pasa en muchos pueblos/ciudades del interior del país y creo que Läckberg crea un retrato muy pero muy fiel a la realidad.
Las hijas del frío tiene la peculiaridad de marcar la vuelta de Erika a la acción. Lamentablemente nuestra «protagonista» no es la protagonista de la historia y es Patrik quien carga con este rol. A pesar de esto se puede ver a una Erika que, a pesar de ser una madre primeriza desbordada por las presiones de tener que criar a una hija por primera vez, carga con una parte importante de la historia y colabora a crear ese ambiente de «pueblo chico».
En mi reseña de Los gritos del pasado deje claro que Lackberg creció bastante como autora de un libro al otro. En este caso lo sigue haciendo pero el salto no es tan pronunciado como del primero al segundo. Esto combinado con el cliffhanger en el que termina el libro me dieron muchas ganas de seguir leyendo la saga y de ver que pasa con Patrik y Erica en el futuro.

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