Título: Aleación de ley.
Autor: Brandon Sanderson.
Genero: Fantasía.
Saga: Mistborn #4.
Páginas: 352.
Fecha de publicación: 8 de noviembre de 2011.
Sinopsis: «Han pasado ya trescientos años desde los acontecimientos narrados en la trilogía Nacidos de la Bruma (Mistborn) y Scadrial se encuentra ahora cerca de la modernidad: ferrocarriles, canales, iluminación eléctrica y los primeros rascacielos invaden el planeta.
Aunque la ciencia y la tecnología están alcanzando nuevos retos, la antigua magia de la alomancia continúa desempeñando un papel fundamental. En una zona conocida como los Áridos existen herramientas cruciales para aquellos hombres y mujeres que intentan establecer el orden y la justicia. Uno de estos hombres es Lord Waxillium Ladrian, experto en metales y en el uso de la alomancia y la feruquimia.
Después de vivir veinte años en los Áridos, Wax se ha visto obligado, por una tragedia familiar, a volver a la metrópolis de Elendel. Sin embargo, y a su pesar, deberá guardar las armas y asumir las obligaciones que exige el hecho de estar rodeado de la clase noble. O al menos eso cree, ya que aún no sabe que las mansiones y las elegantes calles arboladas de la ciudad pueden ser incluso más peligrosas que las llanuras de los Áridos.»
«Pero la marca de un gran hombre es saber cuándo apartar a un lado las cosas importantes para conseguir las vitales.»
Bastante tiempo después de terminar de reseñar la trilogía original de Mistborn, vuelvo a la carga con la segunda era de esta saga. Esta vez nos encontramos 300 años después de los hechos relatados en El héroe de las eras y viendo una versión de Scadrial radicalmente cambiada con la que vimos a finales de la saga anterior.
La segunda era de Mistborn nos lleva a un mundo que está más inspirado en el Estados Unidos de 1800 con sus cowboys y los primeros indicios de luz eléctrica, edificios mucho más altos similares a rascacielos, ferrocarriles y armas de pólvora. Si bien Sanderson se toma algunas libertades mezclando cosas que pasaron a principios de 1800 con cosas que pasaron a finales, la ambientación de la segunda era se siente distintivamente como de esta época y siendo algo diferente a lo que veníamos acostumbrados.
Esta vez Sanderson tomó la decisión de sacar a los mistborn del medio, siendo que la mayoría de los personajes que sobrevivieron al final del libro anterior no eran mistborn completos y sólo podían usar algunos metales. Esto hace que en la segunda era todos los personajes manejan sólo un metal, sin embargo hay un pequeño giro de trama. Ahora, muchos personajes tienen sangre de las personas de Terris y son conocidos como Twinborn (o «nacidoble» en la versión en español). Esta personas pueden acceder a un metal con el que usar alomancia y otro para usar ferruquimia (la mayoría de los twinborn pueden acceder a metales diferentes uno para cada habilidad) esta mezcla puede permitirles combinar las dos habilidades y obtener algunos tipos de poderes nuevos.
«—Por fortuna, puedo cambiar de sombreros —dijo Wayne con acento del tipo de las galletas—, mientras que tú, amigo mío, siempre tendrás esa cara.»
Aleación de ley nos presenta a un nuevo protagonista llamado Waximillium Ladrian (de ahora en adelante «Wax). Wax es un lord nombre y un descendiente de Briza. Sin embargo Wax nunca estuvo interesado en los negocios de su familia y en ser parte de la elite de Elendel (la ciudad capital de esta nueva versión de Scadrial) y vivió mucho tiempo en lo que se conoce como «Los áridos». Este es un lugar donde los malhechores campan a sus ancas y se necesita de personas fuertes y decididas para hacer cumplir la ley y proteger a los habitantes de los pueblos de estas tierras desoladas. Wax viajó a estos lugares buscando ser un vigilante de la ley y protegiendo a las personas que viven en los áridos. Sin embargo, su tío empieza a tomar muy malas decisiones y a llevar a la casa Ladrian a la ruina lo que hace que Wax deba volver para encargarse del negocio familiar y retomar su lugar como un nombre.
Entre estas obligaciones Wax se encuentra que debe prometerse a Sterris Harms, una joven de ascendencia noble con la que Wax se encuentra prometido para salvar su familia y lograr que la casa Ladrian tenga descendencia. Lo curioso de esta unión es que Sterris parece tener completamente claro que su unión es una unión política y no una unión por amor, por lo que decide desde el vamos ofrecerle un contrato a Wax con todas las cláusulas necesarias para su casamiento. Estas cláusulas son tan ridículas que incluso deja por escrito que Wax puede tener sus propias amantes y que ella también puede hacer lo mismo, algo de lo que se abstendrá hasta que nazca el heredero para garantizar que sea un hijo de Wax.
En medio de toda esta situación conoceremos a el otro personaje que le da nombre a la segunda era: Wayne. Wayne es un joven vigilante de la ley que trabajó muchos años junto a Wax y con el que se ganaron una reputación de ser excelentes a la hora de retener delincuentes. Wyane funciona como una especie de alivio cómico a la misma vez que de segundo compañero. Además tiene un don para los disfraces, imitar voces y una extraña obsesión con los sombreros (algo que a muchos nos recuerda a Mat Cauthon de La rueda del tiempo, un personaje que él mismo Sanderson dijo que fue su preferido mientras escribió esta saga).
«Los modos de Wayne son misteriosos e incomprensibles»
La trama del libro en sí empezará cuando veamos que un grupo de delincuentes secuestran trenes de varias casas nobles y roban sus recursos. Si bien la casa Ladrian no es una de las más afectadas, Wax no puede con su vena de vigilante y empezará a investigar el caso. Si bien al principio intentará hacerlo en solitario, Wayne descubrirá esta investigación y se sumará para volver a trabajar codo a codo como lo estuvieron haciendo por tantos tiempos en Los áridos. A ellos además se les unirá Marasi, la hermana de Sterris que siempre fue fanática de los logros de Wax y Wayne en Los áridos y estuvo estudiando criminología para poder perseguir a los criminales como sus ídolos.
Esta investigación lleva a Wax, Wayne y a Marasi a descubrir que el robo de los trenes es en realidad una tapadera para un negocio mucho más extraño, el secuestro de mujeres (entre ellas Sterris) que pertenecen a familias con mucho poder romántico. Esto hace que el trío empiece a realmente buscar información sobre quienes pueden ser las cabezas detrás de esta organización criminal, lo que los lleva a descubrir que Miles Daugoter un legendario vigilante de la ley parece haberse pasado al lado de los criminales. El problema es que Miles es un twinborn con sus dos habilidades girando alrededor del oro, lo que le permite quemar sus propias reservas y ser casi imposible de asesinar (algo similar a lo que hizo el Lord Ruler en la primera entrega). Con esta situación, Wax, Way y Marasi empezarán un viaje intentando encontrar una forma de detener a un hombre inmortal y liberar a las mujeres secuestradas.
Un aspecto que me gusta de este libro, y de toda la saga de Mistborn era 2 es como Sanderson se concentra mucho más en el lado investigativo y escribe algo mucho más parecido a una novela de detectives o una novela policial con estos personajes. Este aspecto del autor ya se notaba con libros como El aliento de los dioses y Palabras radiantes, pero con esta segunda era de Mistborn se potencia la investigación policial hacia límites que antes no se habían llegado.
«La medida de una persona no es cuánto ha vivido. No es lo fácilmente que salta ante un ruido o lo rápido que muestra sus emociones. Es cómo hace uso de lo que la vida le ha mostrado.»
Lamentablemente este énfasis hace que otros aspectos de la escritura de Sanderson no estén tan presentes. Siendo un libro con menos acción, que los anteriores y con muchas menos conexiones con el resto del Cosmere siendo la mayoría de las conexiones con las entregas anteriores de Mistborn pero no con el resto del universo compartido. Esta menor importancia a la acción hace que tengamos personajes menos poderosos que Vin y Elend (quienes básicamente eran todopoderosos con sus habilidades de mistborn completos) siendo Wax un alomante de acero y pudiendo empujar objetos metálicos pero siendo un ferruquimio de hierro lo que le permite aumentar su peso, esta combinación de poderes hace que pueda aumentar mucho su peso y empujar con fuerza extrema. En el caso de Wayne puede quemar bendaleo (pudiendo generar una burbuja a su alrededor donde el tiempo pasa más lento) y usar oro como su metal ferruquimico, lo que le permite curarse.
Estos cambios y nuevos poderes hacen que la acción se sienta diferente que en la entrega anterior y que se pueda dar más juego al uso de armas de fuego y a otros tipos de armas que en la primera era eran imposibles. Si bien esta nueva era tiene como gran protagonista a las pistolas y rifles, haciendo que casi sea una aproximación al subgénero gunpowder fantasy, hay algunos personajes que usan otros tipos de armas.Wayne por ejemplo lucha con bastones de duelo y combinandolo con su habilidad para quemar bendaleo, lo que genera una burbuja donde puede apuñalar a su enemigo y acercarse sin peligro al cuerpo a cuerpo en un tiroteo.
Aleación de ley es un buen libro para introducir una nueva era en el Cosmere, pero reconozco que puede resultar demasiado breve a alguien que venga acostumbrado a Stormlight o a la primera trilogía de Mistborn. Si son fanáticos de las sagas de novela negra o del gunpowder fantasy estoy seguro que van a disfrutar mucho de esta nueva era, sin embargo no entren a este libro esperando grandes revelaciones del Cosmere porque la era 2 empieza relativamente lenta en cuanto a ese tipo de sorpresas.

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