Título: Final Fantasy III.
Desarrollador: Square.
Fecha de lanzamiento: 27 de abril de 1990.
Género: RPG.
Plataformas: Famicom, Nintendo DS, IOS, Android, PlayStation Portable y PC. (Jugado en Android)
Duración: 18 hs.
Sinopsis: «Con el poder de la Luz a punto de ser eclipsado por el de la Oscuridad, solo los cuatro aventureros elegidos por los Cristales pueden salvar el mundo.
Descubre el sistema para cambiar los trabajos que se introdujo por primera vez en FFIII. Cámbialos a placer y usa las diferentes habilidades según avanzas en el juego. Cambia entre trabajos muy distintos, como Guerrero, Monje, Mago blanco, Mago negro, Draconarius, Conjurador o incluso Invocador, que te permitirá dar órdenes a los monstruos.»

Luego de reseñar los dos primeros Final Fantasy, era obvio que tarde o temprano le iba a dedicar unas palabras a la tercera entrega de una de las sagas más icónicas de la historia. Final Fantasy III no sólo es la tercera entrega de una saga icónica, sino que quizás es el que juego que le terminó de dar su identidad a una saga que poco a poco se fue transformando en uno de los iconos más grandes dentro de la historia de los videojuegos.
Final Fantasy III es un juego curioso en cuanto a su desarrollo, porque si bien fue lanzado más de un año después de Final Fantasy II parte de su desarrollo fue hecho a la misma vez. En parte esto se dió porque los integrantes más importantes del desarrollo de los dos juegos fueron exactamente los mismos. Hironobu Sakaguchi como director y escritor, Hiromichi Tanaka como diseñador de juego, Yoshitaka Amano como diseñador de personajes, Nobuo Uematsu como compositor, Kichi Ishii como diseñador de objetos y Nasir Gebelli como programador. Lo curioso de este caso es que durante el desarrollo del juego Nasir Gebelli perdió su visa de trabajo y todo el equipo tuvo que viajar a Estados Unidos para poder terminar el juego, lo que hace que Final Fantasy III sea un juego empezado en Japón y terminado en Estados Unidos.
Un punto donde Final Fantasy III resulta único es en lo que toma de las entregas anteriores. Esta vez el juego volvería a un sistema de trabajos para cada personaje y con personajes genéricos (como en el primer juego). Sin embargo también tomaría cosas del segundo juego como un mayor énfasis en la historia y personajes que terminan creando pequeñas historias dependiendo del pueblo en el que lleguemos. Esta combinación de los dos enfoques hace que sea una entrega superior a las dos anteriores a la vez que da un paso más adelante tanto en gameplay como en historia.

La historia de este juego nos presenta a cuatro huérfanos en un mundo destruido por la falta de equilibrio entre los cristales, y la rotura entre los límites que separan los mundos de la luz y la oscuridad. Un buen día estos cuatro huérfanos caerán por una grieta causada por los terremotos que se dan en este inestable mundo y llegarán al cristal del viento, este cristal les dará poderes que deberán usar para viajar por el mundo y volver a restaurar el equilibrio del mundo.
Si bien la historia de Final Fantasy III sigue estando lejos de los épicos arcos narrativos que marcaron las entregas posteriores. En este juego si hay un énfasis mucho más grande en la narrativa y los personajes que nos iremos encontrando serán mucho más memorables y volverán a ser relevantes a lo largo del juego (algo similar a los personajes que unirán a nuestra party a lo largo de la trama de Final Fantasy II).
En lo personal creo que este enfoque hace que la historia sea mucho más interesante y al final del juego terminemos los terminemos recordando con mucho cariño. Ejemplos de esto pueden ser la relación de Cid con su mujer, los cuatro señores que creen ser los verdaderos Guerreros de la Luz, o al misterioso Desch con su problema de amnesia y su giro al final de su trama.

Esta mayor importancia en la trama no es lo único que hace que este juego se sienta mucho más como un Final Fantasy que los anteriores, sino que por primera vez veremos personajes icónicos como los moguri, el chocobo gordo y por primera vez tendremos un sistema de invocaciones. Si bien las invasiones no son una idea original de Final Fantasy (ya habían debutado en los juegos de Square: Hanjuku Hero) fue Final Fantasy III el juego que definitivamente popularizó la idea.
De la mano con estos invocadores es que viene la parte más interesante de este juego, su sistema de trabajos. Si bien el primer Final Fantasy ya tenía la opción de un sistema de trabajos para los personajes y nos permitía cierta libertad a la hora de elegir las clases y como queríamos armar nuestro grupo, este juego da un paso más lejos y hace que de los 6 trabajos del primer juego pasemos a 29 trabajos diferentes cada uno con características que lo hacen únicos.
La principal novedad de todo estos nuevos trabajos es que cada uno podrá tener una nueva palabra clave, lo que le dará una habilidad única al personaje que tenga este trabajo. Por ejemplo, ahora si tendremos un dragoon podremos saltar y hacernos inmune a daño por un turno, pero si tenemos un ladrón podremos robarle objetos a los monstruos, en cambio con un ninja podremos tirar poderosos shuriken. Esto hace que se potencie mucho el aspecto de juego de rol y que cada partida se sienta diferente de la anterior porque la decisión de usar los jobs será diferente de jugador a jugador. Si, la selección es un poco limitada porque depende de cuanto avancemos en la historia (y hay algunos jobs que son simplemente una versión mejor de un job anterior) pero hace que sea mucho más interesante jugar con la composición de nuestra party.

Quizás puede parecer un aspecto menor, pero Final Fantasy III es el primer juego de la saga que cuenta con más de un mundo, esto es todo un logro para la Famicom. Si bien no es el único juego de la consola que lo hace, Dragon Quest III también tiene más de un mundo. Final Fantasy III es un juego extremadamente grande y un verdadero logro de ingeniería dentro de la consola, haciendo que al día de hoy sea el juego más pesado lanzado para la NES/Famicom.
Lo otro interesante que tiene este sistema es que podremos cambiar de jobs en cualquier momento, lo que nos invita a experimentar con diferentes estrategias. Hay muchos jefes a lo largo de este juego que pueden pasar de ser extremadamente difíciles a muy fáciles sólo con un cambio de trabajo. Soy consciente que este sistema sería expandido en Final Fantasy V y que muchos jugadores prefieren ignorar el III y pasar directamente al V por esto. Sin embargo creo que cada sistema tiene sus cosas buenas y no por existir un juego que profundice más en una idea este se vuelve irrelevante.
Como dije al principio de la reseña Final Fantasy III repite el mismo equipo de las dos entregas anteriores. Eso significa que Nobuo Uematsu vuelve a la batuta de director músical. Si bien considero que la diferencia entre las composiciones de los tres primeros juegos no es tanta, Uematsu logró terminar de acostumbrarse al chip de la Famicom con este juego creando la versión definitiva de la música de Final Fantasy para la consola de 8 bits de Nintendo.

Donde sí hay una mejoría importante es en el departamento de diseño de personajes. Con la aparición de los moguris, un Cid que se parece más a Radagast (de las obras de Tolkien) que a un ingeniero normal, y vistas impresionantes en cuanto a los ambientes de las mazmorras y muchos de los enemigos (en especial el impresionante jefe final). Creo que este es el juego donde se empieza a ver más como lo que muchos imaginamos cuando pensamos en Final Fantasy y donde Amano realmente encuentra el tono «Final Fantasy» de sus diseños, creando una verdadera imagen icónica a lo largo de todo el juego.
Final Fantasy III es un juego que no nos llegaría de forma oficial hasta su remake para la Nintendo DS y la PSP. Sin embargo tuvo una gran importancia histórica potenciando lo que habían hecho Final Fantasy y Final Fantasy II y teniendo una gran importancia histórica dentro de la saga. Creo que es de esos juegos de los que no se suele hablar mucho, pero que una vez que se juegan termina enamorando a todos quienes se animan a probarlo.

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