Título: Cartas de Papá Noel.
Autor: J. R. R. Tolkien.
Genero: Fantasía.
Saga: –.
Páginas: 192.
Fecha de publicación: 2 de septiembre de 1976.
Sinopsis: “Todos los años en el mes de diciembre, los hijos de J.R.R. Tolkien recibían cartas de Papá Noel. El presente libro recoge todos los extraordinarios dibujos y cartas, desde la primera nota para su hijo mayor en 1920 hasta la última y conmovedora correspondencia con su hija en 1943, en una única y maravillosa edición.
En estas cartas, «Papá Noel» relataba maravillosas historias sobre la vida en el Polo Norte:
• Cómo todos los renos se escaparon y esparcieron regalos por todas partes;
• Cómo el Oso Polar, muy dado a provocar accidentes, escaló el Polo Norte y se cayó a través del tejado de Papá Noel, aterrizando en el salón;
• Cómo rompió la luna en cuatro pedazos e hizo que el Hombre de la Luna cayera hasta el patio trasero de su casa;
• Qué ocurrió en las guerras contra el molesto grupo de trasgos que habitaban las cuevas debajo de la casa! En ocasiones el Oso Polar hacía algún garabato, y a veces Ilbereth, el elfo, escribía algún mensaje con su letra elegante y fluida, añadiendo aún más vida y humor a las historias.»


Cuando se habla de una persona como J. R. R. Tolkien el enfoque suele estar en su trabajo como escritor, como académico, o incluso en su carrera militar. Esto es lo normal porque es no sólo a lo que se dedicó sino también lo que lo hizo conocido para el mundo. Si él no se hubiera dedicado y desarrollado en estos campos como lo hizo muchos de nosotros no tendríamos ni la más pálida idea de quién fue este hombre. A pesar de esto hay una faceta de Tolkien que es interesante resaltar y es su faceta como padre, un padre de cuatro hijos a los que amó profundamente. Este libro es parte del legado de ese amor de un padre y me resultó una experiencia maravillosa poder leerlo.
Una de las tradiciones familiares en la casa de los Tolkien empezó en el invierno de 1920, un invierno donde llegaría una carta dedicada al mayor de sus hijos y firmada por Papá Noél. En esta carta venía firmada por el mismo Papá Noél y venía directamente del Polo Norte a la casa de los Tolkien en Oxford. Aquí Papá Noel se presentaba y adjuntaba una pequeña postal dibujada a mano mostrando su casa y su aspecto además de empezar una serie de cartas anuales que por los próximos 20 años se volvería una tradición en la casa.
«El Muñeco de Nieve escribirá las direcciones de los sobres este año. Es el jardinero de Papá Noel, aunque lo único que crece en el jardín son copos de nieve y estalactitas. Siempre escribe con letras blancas, sólo con el dedo…»
Lo divertido de esto es que las cartas aparecían por diferentes formas, algunas las traía el cartero, otras aparecían por arte de magia, algunas eran largas, otras cortas, pero todas tenían una forma de magia única que hacía que año a año los niños de los Tolkien esperase recibir una nueva carta con noticias de su amigo del Polo Norte.
Una de las cosas interesantes de estas cartas es que el autor no se limitaba a escribir algo simple sino que, como buen escritor que fue, creó una historia compleja que se desarrollaría por los años y tendría muchos personajes como el Oso Polar que acompañaba a Papá Noel, Ilbereth (el asistente de Papá Noel) o el Hombre de la Luna eran personajes recurrentes. Además las cartas contaban una historia única que seguía año tras año y donde todo tendría sentido. Por ejemplo si un año Papá Noel les contaba que tuvo un accidente y se prendió fuego su taller por unos fuegos artificiales, al año siguiente les contaría orgulloso como logró construir un nuevo y más hermoso taller.


Estas historias no sólo tomaban en cuenta lo que pasaba en el Polo Norte sino también los hechos en el mundo. Quienes sabrán algo de historia se habrán dado cuenta que entre los años 20 y 43 pasaron muchos hechos históricos importantes y Tolkien no tuvo miedo de escribirle a sus hijos sobre la Gran Depresión o la Segunda Guerra Mundial. Evidentemente estos son temas complejos para que un niño los entienda pero las cartas de Papá Noel siempre hacían que fueran fáciles de comprender.
Además estas historias explicaban que hay veces en las que incluso a Papá Noel se le complica llevarle los regalos que los niños querían. O por un incendio en el taller, o por una invasión de goblins malignos o porque prioriza ayudar a los niños que están sufriendo las consecuencias de la guerra o de la crisis económica. Todo esto hizo que la lectura sea mucho más fascinante y mostraba el enfoque que tenía Tolkien como padre, un padre que no sólo quería educar a sus hijos en lo que pasaba en el mundo sino también enseñarles de los privilegios que ellos tuvieron al no sufrir directamente las consecuencias de una de las épocas más oscuras del siglo XX.
«Menos mal que no todos los relojes marcan la misma hora en el mundo, si no, no sé cómo me las arreglaría; aunque cuando mi magia es más potente (en Navidad) puedo llenar mil calcetines por minuto, si lo tengo todo bien organizado. No os imagináis las listas larguísimas que tengo que redactar. Muy pocas veces me confundo.»
De la mano con esta estrategia educativa las cartas de Papá Noel no iban en un sólo sentido. Es verdad que no hay copias de las cartas de los niños en este libro pero por lo que dicen los personajes podemos entender que Jhon, Michael, Christopher y Priscilla le respondieron a Papá Noél y le contaron cosas de su vida y de su familia. Y esto me parece una estrategia magistral para incentivar que los niños no sólo se animen a leer sino también a escribir y a mejorar su habilidades en este terreno.
Como se habrán dado cuenta esta reseña no sólo tiene citas (lo normal en mis reseñas literarias) sino que también tiene fotos de las cartas y de los hermosos dibujos que acompañaban las cartas. Muchos de sus fanáticos sabemos que Tolkien no sólo fue un gran escritor sino también un talentoso ilustrador que incluso llegó a ilustrar sus propios libros. Esta habilidad para el dibujo no sólo hizo que las ilustraciones sean bellas sino también que la letra cambie dependiendo del personaje que esté escribiendo. Papá Noel tiene una letra estilizada y mágica, el Oso Polar escribe con mala letra porque sus grandes zarpas hacen que le cueste manejar un lápiz y Ilbereth escribe como si fueran runas. Esto hace que cada personaje viva no sólo en sus palabras sino también en su forma de escribir.


Un aspecto que no es muy relevante en este libro pero que sí es maravilloso para quienes somos fanáticos de la obra del autor es como Tolkien logró meter cosas de su propia mitología en este libro. Si, Papá Noél no vive en Arda pero si llega a hablar de hobbits, de lo bien que le está yendo a Tolkien con la publicación de El Hobbit e incluso Ilbereth se anima a escribir en élfico. Para un fanático de Tolkien esto es impresionante porque demuestra como él era un autor que amaba su trabajo y le gustaba mostrarselo orgulloso a sus hijos. Además es interesante mirar las direcciones de las cartas y ver cómo cambió la vida de la familia al publicarse El Hobbit, un cambio que hizo que el profesor de Oxford pueda mudarse a una casa más grande y más linda para su familia. Además de que esta vez Papá Noél si podría traerles más regalos a sus hijos.
Es indudable que los hijos de la familia Tolkien tuvieron un padre que los quiso mucho y que siempre intentó hacer lo que estuvo a su alcance para darle todo lo que necesitaron. Este libro no sólo es una bella historia y un hermoso articulo coleccionable sino también es un testigo de el amor de un padre, un amor que lo llevó a todos los años entregarle un hermoso regalo a sus hijos que hacía que la Navidad fuera una época especial a la misma vez que intentaba educarlos en lo que pasaba en el mundo e incentivarlos a leer y escribir.
«Este año no puedo cargar con tantos juguetes como otras veces, pues llevo muchos alimentos y ropa: hay demasiadas personas en vuestro país y en otros que pasan hambre y frío este invierno.»
Las cartas de Papá Noel es un libro maravilloso que no puede faltar en la colección del fanático de Tolkien y que es ideal para leer en estas fecha. Desde este blog les deseo a todos una feliz navidad y un próspero año nuevo.

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