Hace un par de días, mi familia y yo empezamos a ver esta nueva serie protagonizada por Drew Barrymore y Timothy Olyphant. La verdad es que no tenía la más pálida idea del argumento e incluso nadie me preguntó nada sobre la serie cuando decidieron empezar a verla. Para mi sorpresa, Netflix logró unir varias de las cosas que no me gustan en una serie y hacer una serie que es bastante buena.
Personalmente no soy fan de las historias de zombies, si bien (como todo el mundo) tengo algunas cosas de zombies que me gustan (Resident Evil y el comic de The Walking Dead, la serie la detesto) si me ofrecen ver algo de terror prefiero vampiros, fantasmas, hombres lobo, doctores malvados y cualquier otra cosa menos zombies. Quizás, como esta serie es una comedia logró pasar mis prejuicios sobre la temática zombie y terminó gustándome.

El argumento es simple, Joel y Shiela Hammond (Olyphant y Barrymore respectivamente) son una clásica pareja de los suburbios. Ellos trabajan de vendedores de bienes raíces y tienen una vida perfecta. Las cosas empiezan a ir mal cuando Shiela vomita enfrente a unos clientes en una de las casas que intentan vender y desde ahí empieza a cambiar.
Los cambios empiezan a ser apenas notables, se vuelve una persona más impulsiva, empieza a rechazar la comida y descubre que tiene una energía interna que nunca antes había sentido en si misma. Obviamente, el cambio más radical es que deja de querer comer comida humana y empieza a cambiar su dieta (de ahí el nombre de la serie) a la carne humana (mientras más fresca mejor).
Es en este punto donde empieza la historia, una pequeña familia de los suburbios trata de seguir su vida cuando la madre se convierte en un zombie que solo come carne humana. Para colmo, los vecinos de los Hammond son policías, por lo que si empiezan a matar gente y enterrarla en su patio trasero estarían poniéndose en muchos peligros con la ley.

De fondo la historia de Santa Clarita Diet es averiguar que le pasa a Shiela y como Joel y su hija tratan de curarla. Pero la verdad es que a nadie le importa esto, solo ver el día a día de los Hammond es suficientemente divertido como para olvidarse del argumento principal de la serie y disfrutar de una clásica comedia familiar.
Seguramente cuando termine la serie haga un review completo, pero si les gustan las comedias y las historias sobrenaturales no duden ver esta serie. Son 10 capítulos de 30 minutos cada uno, por lo que no les debería llevar mucho tiempo y a pesar de ser tan breves son muy pero muy divertidos.
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